Máximo Thomsen habló desde la cárcel: “No soy un asesino”

El ex rugbier tiene 24 años y está condenado a prisión perpetua por el asesinato de Fernando Báez Sosa. Por primera vez rompió el silencio desde la cárcel en una entrevista de casi dos horas que le concedió al periodista Rolando Barbano ( El Trece). “Estuve ahí, participé y le pegué, pero nunca quise que pasara algo así” reconoció Thomsen. 

La misma condena la recibieron Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Luciano Pertossi y Matías Benicelli por el delito de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso ideal con lesiones leves. Ellos pasan sus días en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero y Máximo es el primero en dar su versión de los hechos. Lloró frente a cámara, acusó a compañeros e incluso dijo que reza por la víctima.

Además señaló a Benicelli como quien se peleó en el boliche con la víctima.“Yo solo recuerdo que entré pateando (a la pelea). Yo no me quiero esconder de lo que pasó, quiero que nos culpen por lo que pasó, no por algo que dicen que pasó”, fue luego de pronunciar esta frase que Thomsen se quebró en llanto.

Sobre su rol en el viaje, contó que no se drogaba, pero sí tomaba mucho alcohol. “Para salir, mi necesidad era tomar algo para poder soltarme”.

Sobre la noche del crimen, recordó: “Era la segunda noche desde que llegamos. Era la primera noche que salimos en la primera no conseguimos entradas y nos quedamos tomando. Ese día, yo llegué borracho al boliche. Estuvimos solo 20 minutos. Lo que me acuerdo es que yo estaba agarrado de la barra, de espalda a la pista, y siento que alguien se me había caído encima. Era Matías Benicelli que me dicen que le habían pegado y nos sacan a los dos. Yo no sabía, pero era Fernando Báez Sosa el que le pegó a Matías una piña en la frente”. “Yo nunca me peleé dentro del boliche. Nunca tuve contacto visual con Fernando. Cuando me sacan, siento que me estaban asfixiando. Afuera mis amigos se vuelven a pelear y cuando terminan cruzamos. De frente vemos alguien que nos hacía burla y era Fernando”, dijo Thomsen y explicó que salió corriendo con sus amigos porque formaba parte del grupo.

Luego de explicar que “no hay nada de violencia en el rugby”, el condenado soltó: “Esto no tiene nada que ver con el rugby, tiene que ver con la cuestión social. Uno sale a la calle y hay violencia”. Justamente, hablaría de las noches que pasó a los golpes en Zárate. “Sí, pasaba que salía y era muy normal tener dos o tres peleas seguro; con baldosas, armas, cuchillos, era una cuestión difícil. Siempre lo vi. Me he peleado y no es algo de lo que esté orgulloso y es algo que traté con un psicólogo”.

Ante esto, Thomsen recordó que en sus peleas en la noche de Zárate “nunca” se le “pasó por la cabeza matar a alguien”. Y añadió: “Uno no siente que con las manos o con el cuerpo pueda llegar a un extremo de matar a alguien”.

Para finalizar la primera parte de la entrevista ( la segunda se emitirá esta noche) sostuvo que “jamás se me cruzó por la cabeza que lo habíamos matado”, dijo y que se enteró al día siguiente de la muerte cuando fueron detenidos. “Yo entré en consciencia de lo que había pasado cuando dormí la primera noche en la comisaría. No me siento un asesino”.

La muerte de Fernando Báez Sosa

El hecho sucedió el 18 de enero del 2020 en Villa Gesell. Fernando de 18 años, fue asesinado a golpes de puño y patadas por parte de un grupo de hombres jóvenes, en su mayoría jugadores de rugby, a la salida de un local bailable en la vía pública, a causa de una discusión que se había producido minutos antes dentro del boliche.

El día 18 de febrero de 2020 se realizó una convocatoria a nivel nacional con epicentro en el Congreso de la Nación para repudiar el asesinato de Fernando y pedir justicia por su caso.

El 6 de febrero de 2023 se dictó sentencia de primera instancia condenando a cinco de los acusados en calidad de coautores de homicidio, doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y alevosía, debiendo cumplir la pena de cadena perpetua y a otros tres como partícipes secundarios con una pena de quince años de prisión.