Los primeros datos de junio reflejan que se frenó la incipiente recuperación económica de los meses anteriores

El mes pasado parece haber señalado un punto de inflexión o, mejor dicho, de quiebre de tendencia en varios frentes: no sólo marcó el agotamiento de la primera etapa del programa económico sino que todo indica que, aun cuando sea una diferencia menor, el índice de inflación del mes pasado será, por primera vez en el semestre, más alto que el del mes anterior. Algo similar se anticipa con las cuentas fiscales. El propio Presidente anticipó que en junio podría haberse perdido, transitoriamente, el saldo positivo dada la estacionalidad del gasto lo cual implica que el Gobierno anuncie probablemente su primer déficit desde que asumió. En tercer lugar, también el nivel de actividad no habría logrado el mes pasado consolidar la incipiente y leve tendencia de recuperación económica que empezó a asomar entre abril y mayo, según la cual muchos economistas del mercado evaluaban que la recesión ya había tocado piso. Es decir, que la economía habría encontrado fondo a su caída.

Datos preliminares y aislados pero muy significativos de grandes rubros que mueven la actividad económica tuvieron en junio un desempeño negativo, que se interrumpió la breve racha que esos mismos indicadores venían mostrando.

Por un lado, los despachos de cemento cayeron no sólo en términos interanuales 32,8% sino que también lo hicieron respecto de mayo. En términos desestacionalizados, la caída fue de 3%, cifra que pone en duda la expectativa de recuperación sostenida. Un factor que, según fuentes del sector pudo haber influido en la estadística, es la semana de varios feriados. El mes pasado hubo apenas un feriado más que habitualmente en junio, diferencia que debería captar la desestacionalización de la estadística. Sin embargo, en términos operativos, en el sector explicaron que al menos para los trabajos de hormigón, se trató prácticamente de una semana perdida.

La semana de feriados tampoco contribuyó en otro sector clave de la economía y uno de los principales motores de la actividad industrial: la producción automotriz. En vista de esa semana extra corta, las plantas que tenían programado parar ante diversas dificultades como caída del mercado interno y también de mercados externos, además de la dificultad para abastecerse de piezas que venían de Brasil por las inundaciones sufridas en el sur de ese país, aprovecharon la ocasión para frenar la producción.

Así, los indicadores del sector también marcaron drásticas caídas que abortan las expectativas de una vigorosa recuperación en “V”. De acuerdo a los datos difundidos por la Asociación de Fabricantes de Automotores de la Argentina (ADEFA), la producción nacional de junio registró una baja del 16,7% respecto de mayo y un descenso del 40,2% con relación a igual mes del año pasado. En contrapartida, sí se produjo una mejora en las ventas del sector, que subieron 16,1% respecto del mes anterior. Esa mejora está directamente vinculada a la suba del dólar libre y al aumento de la brecha cambiaria, un típico estímulo para el sector ya que los precios de los vehículos, fijados en pesos, se “abaratan” en dólares para los clientes.

En cualquier caso, la tendencia luce volátil hacia adelante. Por un lado, este mes contará con un solo feriado, lo que hará retomar a todos los sectores un ritmo más estable al tiempo que las automotrices ya retomaron la producción.

También vale indicar que ambos indicadores refieren a sectores clave de la economía pero también a aquellos más afectados por las características de la crisis. En la foto completa de la economía, el mucho mejor desempeño del campo este año respecto al anterior -plena sequía- compensará los impactos negativos.

De todos modos, las proyecciones de contracción de la economía se mantienen en terreno claramente negativo: el consenso de analistas locales y también del exterior prevén un retroceso entre 3,5% y 3,8%, una recesión similar a la que avizora el propio equipo económico.